El compositor y letrista gaditano fue considerado un auténtico revolucionario de la chirigota y la comparsa de la gran fiesta de Cádiz
El corazón de muchos gaditanos, de la comunidad autoral y de los familiares y allegados de Juan Carlos Aragón se conmocionó el viernes 17 de mayo ante la desaparición de este autor y compositor andaluz. Socio de la SGAE desde 1995 y con más de 750 obras registradas, Juan Carlos Aragón Becerra (Cádiz, 26 de mayo de 1967), ha sido miembro y cofundador de más de cuarenta agrupaciones entre comparsas y chirigotas.
Tras su paso por diferentes formaciones juveniles, fue en 1994 cuando empezó a ser reconocido por el gran público gracias a la chirigota ‘Un peasso coro’, lo que le supuso un auténtico lugar de honor entre la nueva hornada de creadores del Carnaval de Cádiz. Le siguieron ‘Los tintos de verano’ (1995), que junto a ‘Las ruinas romanas’, ‘Kadi City, ciudad sin ley’ y sobre todo ‘Los Yesterday’ (1999), le confirmaron como el soplo de aire fresco que le hacía falta al género, en una “clara síntesis de perfecto mordacidad, elegancia y poca vergüenza”, como ha llegado a definir la prensa local. Entre las más actuales figuran las agrupaciones ‘Los millonarios’, ‘La Sereníssima’, ‘Los condenaos’, ‘Los ángeles caídos’, ‘Los mafiosos’, ‘La gaditaníssima’ y, hace pocos meses, ‘Er chele Vara’.
Profesor de Filosofía y maestro de Carnaval, muy querido por su entorno y seguido allende los mares (estaba muy implicado con el carnaval uruguayo), el Ayuntamiento de Cádiz decretó un día de luto y fans y amigos pudieron dar su último adiós en la capilla ardiente instalada en el Gran Teatro Falla el sábado. Han sido muchos los aficionados al Carnaval que han manifestado su dolor ante esta pérdida a través de redes sociales, desde el alcalde José María González, hasta sus compañeros de bambalinas y escenarios Tino Tovar, José Guerrero ‘Yuyu’, Antonio Martín, Vera Luque, Ángel Subiela, Quique Remolino o Antonio Martínez Ares, su gran rival de los últimos años, quien lo sitúa como uno de los grandes genios “cuya huella será imposible de borrar”. Hasta el mismo Alejandro Sanz se encargó de interpretar al piano muchos de sus pasodobles. “Envidiosos los de arriba que nos han robado tu talento demasiado pronto”, escribió en redes sociales tras saber la noticia.
Como comparsista, y a tenor de la crítica experta, apareció en un momento en que hacía falta oxigenar ese campo, “con genuina habilidad para moverse de la chirigota a la comparsa, sacando a la luz propuestas de una brillantez insólita y erigiéndose como el más mordaz látigo” contra quienes ostentaban los poderes públicos de la época. Creadores e intérpretes del carnaval gaditano tardarán mucho en abandonar el estado de lamento con el que demuestran su fidelidad al “maestro, genio y revolucionario capitán” de las coplas más sentidas. “A morir, que la muerte es un día, a morir, que pa’ eso he vivido, a morir, pero con alegría”, llegó a dejar escrito en alguna de sus letras tan cantadas por todos.
La familia de autores y editores de la SGAE lamenta profundamente la pérdida de este genial creador y se suma al dolor por la prematura desaparición de uno de los nombres con mayúsculas de la historia del Carnaval de Cádiz.