Gontzal Mendibil y Mercedes Ferrer, referentes de la canción de autor , apelan a la solidaridad y el compañerismo entre los creadores para devolverle a la cultura el valor y la dignidad que merece
Los músicos han dibujado un oscuro retrato de la actual situación cultural en España
Cuestiones técnicas (y de alguna otra índole) hicieron que la séptima sesión del ciclo de encuentros digitales Creando en tiempos del covid, organizado por la Fundación SGAE, arrancará con el paso un tanto torcido. Se iba a conversar sobre la canción de autor en estos raros tiempos de pandemia y, para ello, se había invitado a dos referentes del género: Pedro Guerra (Güímar, Tenerife, 1966) y Gontzal Mendibil (Zeanuri, Bizkaia, 1956). Otra veterana del ramo, Mercedes Ferrer (Madrid, 1963), debía encargarse de conducir esta charla a tres bandas, pero, finalmente, Guerra no pudo acudir a esta cita y la sesión se convirtió en un animadísimo diálogo a dos, enriquecido con numerosas preguntas y aportaciones de un público virtual encantado, seriamente comprometido con la música y muy participativo. Un éxito de convocatoria, vaya.
Y como no podía ser de otro modo, el confinamiento provocado por la expansión del covid-19 y su incidencia en la creatividad y en la industria musical dio inicio a la conversación. “Ante la pena, los creadores nos hemos crecido y hemos sacado lo mejor de nosotros mismos. Quizá porque estamos ya acostumbrados a trabajar en situaciones excepcionales y a las penas le damos otro brío”, comentó Mendibil, cantautor con una trayectoria profesional de más de 45 años y quien a finales de 2019 presentó su decimoctavo álbum, Biok. “Estoy preparando un musical y, como en casa dispongo de un pequeño estudio, he aprovechado el confinamiento para trabajar. Por otro lado, tenía programados bastantes conciertos para este verano y todos se han caído”, añadió.
También durante estos meses de confinamiento y restricciones para el mundo de la música y de la cultura, las reglas del juego parecen haber cambiado y la tecnología ha pasado a convertirse definitivamente en una herramienta imprescindible para la creación, así como para el contacto con la audiencia. “Se han abierto nuevas formas y técnicas de comunicación online. Y, sin duda, han llegado para quedarse”, dijo Ferrer. En esa línea, preguntados por las posibilidades que ofrecen para los músicos los conciertos online, la artista matizó: “Creo que debería crearse una plataforma única que acogiera a todos los músicos españoles y latinoamericanos, y que nos permitiera monetizar correctamente este tipo de actividades”. Y señaló directamente al modelo de YouTube: “Aunque tengo ciertos recelos respecto a esta plataforma, a mí YouTube me encanta. Domina el mercado de la música y, de hecho, si ahora no estás en YouTube, prácticamente no existes. Sin embargo, monetizar tu trabajo allí es muy difícil. Va en contra de nuestros intereses. No debería hacer falta, por ejemplo, tener un millar de seguidores para empezar a cobrar algo”.
Rituales creativos
A la solicitud de consejos para nuevos compositores o a la revelación de aquellos rituales que conducen a las musas de la creatividad, Gontzal Mendibil contestó: “Yo me dedico a mi trabajo 24 horas al día. Siempre estoy escuchando cosas, leyendo, aprendiendo, apuntando… Lo fundamental es estar despierto. Saber escuchar a tu voz interna, pero también a todo lo que nos rodea. A partir de ahí, cada cual tiene su técnica. Yo normalmente empiezo por la letra y después veo cómo va fluyendo la música: la melodía, la armonía… Si me transmite algo, si me cautiva, sigo adelante, porque entonces pienso que puedo lograr transmitir también eso a los demás. Si no, lo dejo. La creación es la parte que más disfruto de mi trabajo”.
En cuanto a los consejos a las nuevas generaciones, el cantautor vasco subrayó lo que para él más se echa en falta en la actualidad y que, no obstante, es lo más necesario para mantenerse en esta profesión: el compañerismo. “Solo no se puede hacer nada. Creo en la colectividad”. Y remató: “Cuando yo empecé a cantar había más unión entre los músicos, porque había más necesidad de protestar, de libertad, de justicia… Ahora parece que ya tenemos todo y, por eso, se ha perdido esa unión. Cada cual mira sólo para sí mismo, para sacar adelante de forma individual su trabajo”.
Malos tiempos para la canción de autor
El grueso de la conversación giró en torno al papel actual de la cultura en la sociedad y el diagnóstico, como era previsible, fue poco optimista. Así, a propósito de las elecciones vascas del próximo 12 de julio, Mendibil contó que en un largo debate electoral televisado en ningún momento se mencionó la palabra ‘cultura’. “No interesa. La cultura no interesa a nadie y menos aún a los políticos, porque la cultura te hace pensar, te hace ser crítico, y eso es algo que a ellos no les interesa”, apuntó.
Ante semejante panorama, el músico apeló de nuevo a la unión, a la colectividad, a la solidaridad. “Debemos ser capaces de cambiar nuestros valores. Nos hemos ido directos a lo material, al dios dinero, pero espero que esta pandemia, al menos, nos lleve a darle un vuelco a esta situación. A ser más críticos, a levantarnos, a darle a la cultura el valor que merece… Ahora es el momento, porque lo que estamos viviendo es duro, pero lo que está por venir aún puede ser peor. Hay que despertar”, aseguró.
La cantautora madrileña Mercedes Ferrer, por su parte, realizó un alegato a favor de la cultura y los creadores para intentar revertir este triste y oscuro horizonte. “España es un país mejor de lo que creemos, más formado de lo que creemos, con más talento del que creemos, con unos artistas más importantes de lo que creemos. Habría que reivindicar más nuestra identidad. Pero de verdad, sin prejuicios. Desde hace más de una década, a los artistas nos han ido arrebatando la voz, se nos ha apartado de los medios de comunicación, no importamos. En otros países, como en Francia, por poner un ejemplo próximo, los artistas están constantemente en los medios: debatiendo, reivindicando y mostrando su talento y su identidad cultural. Y eso es lo que habría que exigir también aquí: un debate público sobre la cultura”. Y en un tono similar, ya hacia el final de este magnético diálogo virtual, Ferrer añadió: “La música es el lenguaje del alma, de los sentimientos, de la emoción. Si nos la quitan, nos quitan el alma. Y eso no debemos permitirlo. Como tampoco debemos permitir que la gente se crea que esto, la música, no es un verdadero oficio. Yo he trabajado de muchas cosas a lo largo de mi vida: traductora, empresaria, camarera… Sin embargo, lo que más duro me ha resultado es el trabajo de artista. Hay que trabajar muy duro para salir adelante y vivir de tu creación. Aunque también es verdad que la recompensa es enorme, increíble, imposible de describir con palabras. De hecho, yo no lo cambio por nada. Pero hay que tener claro que este trabajo es muy duro, muy complicado, y ese es el valor que hay que darle ante la sociedad”. Magnífico punto y final.