En este caso en que la misma persona es a la vez creador e intérprete, el autor-intérprete no cede los derechos autorales al productor cuando graba un disco. Realmente lo que hace el intérprete es firmar un contrato en el que se regula su actuación como tal intérprete, a cambio de los royalties que libremente pacte, lo que afectará a sus derechos como artista-intérprete, pero en ningún caso a los que le corresponden como autor-compositor.